EL PERDÓN Y LA LIBERTAD
Me importa el universo del perdón porque creo que es una puerta a la libertad. Cuando ofendemos y nos perdonan, muchas veces no es suficiente. Y es que una de las cosas complicadas es perdonarse a una misma. Aunque haya pasado el tiempo y se haya recuperado cierta paz, la sensación de culpa nos sigue pesando. No es fácil vivir con ella.
Una de las peores cosas de no autoperdonarse es que creemos que hay algo negativo en nosotras y, entonces, nos consideramos no merecedoras: de cariño, de afecto, de felicidad. Por eso, cuando nos quitamos la culpa de encima nos liberamos y somos otra persona. Además, desde la libertad es más fácil llegar a la ternura que, para mí, es el sentimiento más grande que hay.
Como me atrae este mundo, suelo leer y escuchar todo lo que habla del perdón. Lo último ha sido un ejercicio del budismo tibetano que es poderoso y funciona. Se lo he escuchado al lama Rinchen. A mí me ha servido de mucho y por eso hoy lo recojo.
Es un ejercicio en cuatro pasos. El primero se llama el poder del altar; el segundo –que es el más importante-, arrepentimiento; el tercero, compromiso y el cuarto, restauración.
Primer paso: PODER DEL ALTAR.- Se trata de invocar. Primero, a tu divinidad. Si eres cristiana, a Jesús o a María; si eres budista, a Buda; si eres libre de religión, a la Vida, el Universo, la Madre Cósmica o lo que para ti sea importante . Después de invocar a la divinidad, invocarás a todas las personas, como si estuvieras sobre un escenario o en una plaza. Un mal, en cierta manera, es una deuda con el universo, y, en este proceso, vamos a necesitar que los demás sean «testigos» y nos apoyen.
Segundo paso:ARREPENTIMIENTO.- Supone regresar al momento en que todo ocurrió. Primero, en tercera persona, como si fueras un periodista con una libreta tomando notas de todo: qué pasó, qué dije, qué hice, cómo afectó a los demás…
Cuando tienes los detalles, entonces, lo revives en primera persona. Aquí hay que afrontarlo como si fuera un evento natural con múltiples factores; por ejemplo, un huracán, con sus truenos, relámpagos, lluvias…Esto es muy interesante, porque tú te vas a hacer responsable de la parte que te corresponde, de aquello en lo que participaste conscientemente, porque siempre hay otras cosas, que nos manipulan y nos fuerzan, y que, por ello, están fuera de nuestro control.
El lama Rinchen también recomienda no calificar el evento de negativo sino verlo como algo desafortunado: «Es una lástima que me dañara a mí y a los demás. ¡Ojalá no hubiera pasado!». Importa, además, rechazar la emoción negativa que sentiste y no querer volver a ella por nada del mundo.
Tercer paso:COMPROMISO.- Comprometerse ante todos de que no volverás nunca a ese estado negativo y que harás lo necesario para compensarlo. Por ejemplo: si fuiste vengativa con tus palabras, ahora serás amorosa.
Cuarto paso:RESTAURACIÓN.- Sentir la luz que proviene de todos, visibilizamos que nos transforma en un cuerpo cristalino y sentimos que renacemos. Hemos procesado ese episodio, que tenía un principio y ahora tiene un fin. No hay nada más que afrontar. Me comprometo a hacer el bien.
Es un maravilloso ejercicio con el que eliminar manchas de culpabilidad y sentirnos una nueva persona. A mí me ha dado paz interior, ganas de mejorar, fuerza, liviandad y mucha libertad.
Si quieres escuchar estos pasos que aquí he transcrito en la voz del lama Rinchen, haz clic aquí
P.d. Palabras a la Vida también tiene cuenta en Instagram, por si te apetece echarle un vistazo. Mi usuario es @palabrasalavida_escritura
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